🎐 Veleta #8: La poesía de Rupi Kaur, el amor propio y el cotidiano
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📷 De Baljit Singh - rupi kaur inc., CC BY-SA 4.0, Enlace
Rupi Kaur nació en 1992, en la India, y, con tan solo cuatro años llegó a Canadá. “Nací en Punjab, un estado al noroeste de India, hace 24 años. Mi tía eligió para mí el nombre de Rupi, que significa ‘diosa de la belleza’. Y Kaur significa ‘siempre pura’. Mi madre y yo emigramos de Punjab a Canadá cuando yo era una niña. Y sigo aquí, en Toronto, haciendo arte y usando el arte para dar visibilidad y voz a muchas mujeres, especialmente a las mujeres de color, a las mujeres de mi comunidad que no han tenido la suerte que yo he tenido”, contó en una entrevista en El Mundo en 2017.
Desde pequeña escribía, dibujaba, recitaba poemas… Empezó a mostrar sus textos en diferentes plataformas, entre ellas Instagram, red que revolucionó tras publicar una imagen en la que aparece manchada de sangre de la regla. Esta foto forma parte de una serie con la que buscaba remover conciencias. “Este es el objetivo de este trabajo: hacerte sentir tan incómodo como deberías sentirte cuando ves que otras personas son objeto de abusos y cosificación”, dijo. Y se hizo viral.
Dicen de ella que tiene tantos admiradores como detractores y yo me voy a declarar aquí de los primeros. Me fascina que una chica de tan joven tenga ya tres poemarios que reflexionan sobre temas tan complejos de la vida como lo hace ella.
El sol y sus flores (The sun and her flowers -nótese el her, que en inglés significa “su”, pero aplicado a los nombres femeninos-) es su segundo libro publicado y su estructura es una metáfora de las fases por las que pasa una flor: marchitarse, caer, arraigar, levantarse y florecer. Dentro de cada uno de los capítulos, hay poemas de amor y desamor pero también poemas sobre las raíces, las mujeres, la sororidad, la familia, el cuerpo, la inmigración, el legado,…
Cuando abrí El sol y sus flores tras haber leído algunas críticas acerca de la autora, esperaba poemas de amor adolescentes que creí que me recordarían a los que escribía yo en su momento. Pero no, nada de eso. Rupi Kaur habla sin tapujos acerca del cuerpo de la mujer, de la violencia contra las mujeres, de la relación que tenemos con nosotras mismas; honra a su madre y a sus antepasados, a la vida y a la muerte.
Celebremos el amor propio
Hoy, Día de San Valentín, he querido traeros su historia porque en sus textos encontré un par de poemas que hablan de un amor que creo que celebramos poco y que, sin embargo, es el más importante de todos: el amor propio. Y es que, hablando con algunas personas de mi entorno últimamente, he notado que no perciben en sí mismas la luz que yo veo en ellas. Será que lo dan de sí los tiempos; o la manera tan rápida que tenemos de vivir; o la influencia de las redes sociales; o las odiosas comparaciones; o un concepto del éxito que no es justo pero que se ha convertido en modelo. Quizá sea todo junto, no sé. Pero me apetecía enviaros (y enviarme) estas palabras, no para que las leáis como meras frases de autoayuda, sino para que sirvan de reflexión.
📷 Instagram Rupi Kaur @rupikaur_
Fue cuando dejé de buscar un hogar en los otros y levanté los cimientos de un hogar dentro de mí, que encontré que no había raíces más íntimas que las que hay entre una mente y un cuerpo que han decidido estar completos –Rupi Kaur
Primero debes querer pasar el resto de tu vida contigo misma – Rupi Kaur
Una historia de amor cotidiano
📷 Max Vadukul | Vanity Fair Italia
Esta pareja de aquí son Marco, de 102 años, y Marisa, 101. Su historia juntos dura ya ocho décadas. Casi nada. Y este San Valentín son portada de Vanity Fair Italia.
Marco y Marisa se conocieron un día de abril de 1941 en una Italia inmersa en la II Guerra Mundial. Después de una primera cita frustrada en la Estación Central de Milán, se reencontraron por casualidad meses más tarde en una calle del centro de la ciudad. Pero por poco tiempo, porque la guerra les volvió a separar cuando a Marco lo destinaron a Rusia.
Es el 1 de agosto de 1942 cuando él se marcha. Tras unos primeros meses en los que pudieron intercambiar cartas, a Marco le llevaron a varios campos de prisioneros. “Sufrí de hambre, de frío, sobreviví a la locura y a la enfermedad. Pero lo más cruel que se nos hizo, violando los acuerdos sobre el trato a los prisioneros, que son válidos incluso en la guerra, fue no poder enviar ni recibir cartas”, recuerda Marco en la entrevista de Vanity Fair.
Y así pasaron tres años y medio sin saber de él. “Pero sentí algo que no puedo explicar, como una fuerza superior diciéndome que nos volveríamos a encontrar. Tal vez fue solo la voz de mi deseo”, señala Marisa. Todas las semanas en la Estación Central se publicaba la lista de soldados muertos y Marisa siempre las repasaba. Nunca encontró el nombre de Marco.
Después de tres años, los prisioneros comenzaron a regresar. Y Marco también volvió: “Cuando me bajé del tren tenía miedo de que nadie me reconociera: después de 4 años era tan diferente”.
Se casaron en mayo de 1952. Dice el artículo que el resto de su amor y su vida ha fluido sin mayores contratiempos: trabajo, tres hijos, viajes… Me parece increíble que se puedan resumir 70 años de vida común en unas cuantas líneas. Pero, a la vez, esta descripción me traslada a una preciosa novela de Miguel Delibes titulada Señora de rojo sobre fondo gris, en la que el escritor habla del amor, pero no del amor romántico, perfecto y con final feliz que nos intentan colar por todos lados. No. Habla del amor cotidiano y sencillo mezclado con las cosas de la vida. De una relación forjada entre los hijos, el trabajo, la familia, el día a día, las personalidades, la enfermedad, la incondicionalidad y la muerte. Y así es como me imagino la vida de Marisa y Marco.
Bibliografía
Otras maneras de usar la boca, de Rupi Kaur
El sol y sus flores, de Rupi Kaur
Todo lo que necesito existe ya en mí, de Rupi Kaur
Señora de rojo sobre fondo gris, de Miguel Delibes
Un abrazo, Patricia
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