🎐 Veleta #3: Cronos, Kairos y reflexiones sobre el tiempo
Veleta #3: Cronos, Kairos y reflexiones sobre el tiempo
La persistencia de la memoria, Salvador Dalí
En mi casa, hacer las tareas del hogar siempre ha estado asociado a la radio. En torno a las 10 de la mañana empezaba a sonar y, así, hasta que terminábamos. Esa es una costumbre que nunca se me ha ido: me gusta limpiar escuchando la radio. Además de entretenerme, me da la sensación de que aprovecho mejor el tiempo, hago dos cosas a la vez. En realidad, esa obsesión por que no se me escape el tiempo puedo verla en muchas otras facetas de mi vida y, muchas veces siento que pierdo. ¿Te pasa?
La semana pasada, mientras pasaba el aspirador, escuchaba a Jordi Évole en un programa de la Cadena Ser contando cómo había sido esa entrevista que le hizo a Pau Donés, el cantante de Jarabe de Palo, unos días antes de morir. Durante la tertulia, se sumó un médico oncólogo experto en cuidados paliativos que explicaba su experiencia con enfermos terminales y que, en un momento de su intervención, hizo referencia a dos términos que, al parecer, van de la mano. Uno lo tengo muy interiorizado: el Cronos, el tiempo desde un punto de vista cuantitativo: los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses, los años, las décadas, los siglos, los milenios,..
Del otro concepto no conocía el nombre, sin embargo, sí la sensación: el Kairos. El Kairos es el tiempo cualitativo, aquellos momentos en los que estás de manera consciente en algún lugar, disfrutando con lo que estás haciendo. Todos conocemos esa sensación y, de hecho, cuando nos pasa solemos asociarlo a la expresión "perder la noción del tiempo". Para cada uno será una cosa, aunque me atrevo a decir que los 7.700 millones de seres humanos que vivimos en la Tierra compartimos las más básicas.
Reflexiones sobre el tiempo
Con este punto de partida y al hilo de otras cosas que me rondan la cabeza, esta semana he estado bicheando entre mis recuerdos frases sobre el tiempo que me hayan marcado en los últimos años. He encontrado muchas, pero me quedo con estas tres:
"El tiempo no es oro; el tiempo es vida. El oro no vale nada". Esta frase la he rescatado de uno de mis libros favoritos de todos los tiempos, Escribir es vivir, de José Luis Sampedro. En este libro el autor hace un recorrido por su vida y obra y reflexiona acerca de su faceta de escritor, menos conocida que la de economista o senador pero, sin embargo, la que le proporcionó el pulso necesario para estar vivo.
“La idea de que quizá uno puede tener grandes sueños que quizá no se cumplan nunca. De que uno, sin darse cuenta, se vaya haciendo cada vez más pequeño. No quiero que eso me pase a mí”. Esta cita la he extraído de Los interesantes, de Meg Wolitzer, una novela que nunca me canso de recomendar porque recorre la vida de un grupo de amigos desde niños hasta la edad adulta y analiza el paso del tiempo imperfecto por cada uno de nosotros.
"No compras con plata. Compras con el tiempo de tu vida que tuviste que gastar para ganar esa plata. Pero con esta diferencia: el tiempo es la única cosa que no puedes comprar en la vida". Esta sentencia tan contundente se me quedó grabada hace años cuando se la escuché por primera vez a José Mujica, el expresidente de Uruguay. Es totalmente poderosa y tiene mucha relación con otro tema que me obsesiona: el consumo compulsivo en el que estamos metidos como en rueda de hámster.
Cofre de tesoros
Esta sección es un recopilatorio de cosas que he hecho en las últimas semanas que no quiero que se me olviden y que, quizá, os puedan inspirar tanto como a mí.
Una película: 100 días de soledad, la historia de José Díaz, aventurero que decide pasar cien días solo en la naturaleza, desconectado del mundo actual y de la teconología.
Una serie: This is us. Ya la recomendé Veleta #2, pero es que esta serie es especial, en serio.
Hace cinco años en mi blog: Olivia o la lista de los sueños posibles, de Paola Calvetti.
Nada más, desde mi confinamiento, deseo que estas próximas semanas abraces tu tiempo como lo que es, tu tesoro más preciado.
Un abrazo, Patricia
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