🎐 Veleta #24: Haciendo balance, uniendo puntos y en busca del sentido
Veleta es una carta digital que tiene un patrón de contenidos tan subjetivo como la frecuencia con la que la envío: cuando me cambia el viento. Lee aquí sobre su origen.
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Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte. Georges Seurat, Public domain, via Wikimedia Commons. Esta obra es una de las más representativas del puntillismo, una técnica técnica de pintura que une diminutos puntos de color hasta formar una imagen con sentido. A primera vista, los puntos no se notan, pero si amplias, los ves.
Cuando tenía 15 años y cursaba 2º de BUP, quedé tercera en un concurso literario que organizaba mi instituto. Escribí un poema en el que versionaba la historia de Romeo y Julieta, de Shakespeare, y la llevaba al presente (finales de los años 90). En aquel momento, esa ristra de versos irregulares y rimas sospechosas, me pareció una gran idea: como buena persona introvertida y altamente sensible, era mi forma de dar salida a todo lo que llevaba dentro.
Tiempo después, ya con los ramalazos de la adolescencia un poco más calmados, comencé a avergonzarme por tal atrevimiento (versionar a Shakespare, jajaja) y por aquella amalgama de sentimientos empaquetados en estrofas de intensidad muy fuerte en la escala de Richter. Desde entonces, cuando me ponía a escribir, lo hacía sobre temas que no me dejaran tan al descubierto, y esto ha sido así hasta que empecé a soltarme tímidamente con mi blog, Reportera Literaria, y después con esta Veleta.
Han tenido que pasar más de 20 años de aquella poesía (y mucho trabajo personal de por medio) para que en este 2021 tan raro, por fin, haya vuelto a dejar salir, poco a poco, el bullicio que llevo dentro. Como testigos quedan las 18 Veletas (19 con esta) en las que he volcado las inquietudes, gustos e historias que me rondan por la cabeza. Todas con tintes personales; algunas, diría incluso, escritas a corazón casi abierto.
En las cartas de este último año he contado cosas de mi infancia y de mis pueblos; os he presentado a algunos miembros de mi familia, como a mi abuelo Cano, y a alguna de mis amigas; he rescatado historias de mujeres que me inspiran, por ejemplo, Jaqueline Novogratz, Rupi Kaur, o la recientemente fallecida, Joan Didion; he investigado sobre temas que me ahora mismo me inquietan como el duelo, la maternidad, y también la no maternidad; y he publicado algunos relatos de ficción: Secuelas de la guerra, Nadie es culpable para siempre (parte I y II) y El horóscopo de ayer.
Unir los puntos
Con todo este batiburrillo de temas, propio de una persona veleta como yo, a veces me surgen dudas. Soy consciente de que estas cartas nacieron con el objetivo de contar cosas, sin más. Sin patrones ni pudores. Pero, ¿por qué me lee la gente que me sigue? ¿Hacia dónde me lleva esta Veleta? La verdad es que no tengo ni idea, y eso me provoca ciertas inseguridades, aunque luego se me viene a la cabeza la teoría de los puntos de Steve Jobs, y me destenso un rato.
Dice así: “No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes conectarlos mirando hacia atrás. Por eso, tienes que confiar en que los puntos, de alguna manera, se conectarán en tu futuro. Debes confiar en algo -tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea. Esta forma de actuar nunca me ha fallado y ha marcado la diferencia en mi vida”.
A mí confiar y fluir no se me da muy bien. Lo que me pide el cuerpo es controlar, tener la sensación, totalmente irreal por otro lado, de que estoy a los mandos. Sin embargo, en este pequeño espacio que he creado, estoy aprendiendo a navegar sin rumbo, solo por el placer que me da soltar cuando escribo.
De paso, practicar la escritura y abordar mil temas diferentes también me ha enseñado a comprender que la conexión entre puntos a la que se refería Steve Jobs existe, incluso en momentos en los que algo, de primeras, parece irreconciliable. Y, aunque a veces me lleve mucho encontrar el nexo de algo, he descubierto que siempre hay uno, por muy insignificante que sea.
En busca de sentido
Fíjate también que, en algún momento de este 2021 que está a unos días de terminar, ha existido algún punto que nos ha servido de enlace para compartir esta carta digital, y yo me alegro infinito.
Como te decía unos párrafos atrás, no sé por qué estás aquí, pero hay algo que nos une (hasta que nos apetezca, claro) y me encantaría saber qué es. Puede que buscarle sentido a todo sea un defecto de fábrica (¿te pasa a ti también?), pero la realidad es que me va bien para mantener a raya mi baja tolerancia a la incertidumbre.
Así que he pensado que, por ser esta la última Veleta de 2021, quizá te gustaría contestarme a esta carta y contarme cuál es el nexo entre nosotros, cuál ha sido tu contenido favorito y qué te gustaría recibir por mi parte en 2022. Leerte será un placer.
Gracias por llegar hasta aquí y por estar al otro lado. Y, por supuesto, brindemos por seguir uniendo puntos el año que viene.
¡Feliz 2022!
Mi librería
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El premio que gané por quedar tercera en el concurso literario del instituto fue un lote de libros que nunca llegué a leer. Entre ellos, se encontraba uno de José Luis Sampedro titulado La sonrisa etrusca. En aquel momento me dio una pereza terrible y, después de un tiempo, lo perdí de vista. Sin embargo, hace unas semanas alguien me lo volvió a poner sobre la mesa y más de dos décadas después lo estoy leyendo y ¡oh, sorpresa! Me encanta. Y te lo recomiendo.
La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro
Romeo y Julieta, de Wiliam Shakespeare
Hasta que vuelva a cambiar el viento, Patricia
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Aquí tienes las Veletas anteriores.