🎐 Veleta #2: La historia de Frida y Chavela, la llorona y una biografía ilustrada
Veleta #2: La historia de Frida y Chavela, la llorona y una biografía ilustrada
📷 Frida Kahlo y Chavela Vargas, en torno a 1950
Es posible que la palabra más repetida que he encontrado en las entrevistas a la cantante Chavela Vargas sea “libertad”: “Así ha sido mi vida, una libertad absoluta”. La siguiente, probablemente sea Frida. Frida Kahlo. Pero, a pesar de todas las veces que la cantante habló de ella, su relación continúa siendo un misterio que, con el tiempo, se ha convertido en mito, como la vida misma de la pintora mexicana.
Chavela Vargas salió de su Costa Rica natal a los 17 años. Incomprendida y con una manera especial de entender el arte y la vida, aterrizó en el México de alma bohemia de finales de la década de los años 30 y principios de los 40 del siglo pasado y fue allí donde encontró hueco junto a otros artistas como ella. En ese entorno, un día cualquiera, conoció a Frida, en una fiesta que el matrimonio Rivera-Kahlo daba en su famosa Casa Azul de Coyoacán.
“Sí, ahí estaba. Esa misma noche la bajaron en su camilla; venía vestida de tehuana, muy hermosa. Presidió la fiesta y todo era en honor de Frida, todo: Diego mismo, todo giraba alrededor de ella, porque era una mujer excepcional”, contó Chavela en una entrevista.
Después de mucho leer sobre ellas, he llegado a la conclusión de que, compartiendo espacio y tiempo en este mundo, era inevitable que se conocieran: demasiado parecidas. La conexión entre ambas fue tal que, incluso, Chavela se instaló en la Casa Azul y, durante años, compartió la vida cotidiana con Frida y con su marido Diego, uno de los pintores mexicanos más reconocidos del siglo XX.
“‘Quédate niña, me dijo, estás muy sola y no sabes nada de la vida, quédate en mi casa’, me dijo. Y yo me quedé. Ella pintaba y yo cantaba”, contó Chavela en el libro Las verdades de Chavela.
Y, de esta manera, entre ellas, se fue forjando una relación de la que, a pesar de algún puñado de declaraciones y cartas como la que Frida envió a Carlos Pellicer, parece una incógnita. Así, hasta que Frida murió en julio de 1954.
“La forma de mi dolor, el tamaño. Sólo Frida debía sentirlo. Sólo ella sabía el tamaño de mi amor por ella”, confesó Chavela en 2009, 55 años después del fallecimiento de la pintora, con 90 años.
La llorona
Si hay algo tan mexicano como esta historia, eso es la canción de La llorona. Al principio, no sé por qué, pensaba que era un tema de Chavela Vargas, pero no. Con una investigación rápida averigüé que, en realidad, La llorona es una canción popular mexicana que ha sido decenas de veces versionada y que, eso sí, la más conocida es la de Chavela.
Por muchos motivos, entre ellos que Chavela la interpretó en la película de Frida del año 2002, se asocia esta canción a Frida Kahlo. Y, con todo lo anterior, es inevitable es pensar en la historia de estas dos mujeres cuando suena la melodía.
No sé que tienen las flores Llorona
Las flores de un camposanto
No sé que tienen las flores Llorona
Las flores de un camposanto
Que cuando las mueve el viento Llorona
Parece que está llorando
Que cuando las mueve el viento Llorona
Parece que está llorando
Una biografía ilustrada
Uno de los acercamientos a la vida de Frida Kahlo que más emociona, sin duda, es la biografía ilustrada de María Hesse. Con ese arte que caracteriza a la ilustradora sevillana, se puede sentir el dolor y el amor de Frida a lo largo de su vida. Porque sí, ella ahora es un símbolo, un mito, una figura feminista, pero su vida fue arte, sentimiento y dolor a partes iguales. De hecho, Frida no empezó a pintar hasta después del accidente contra el autobús que le partió la espalda y la dejó encamada durante mucho tiempo. Aunque, lo que está claro es que, a pesar de todo eso, su herencia es absolutamente positiva y llena de energía.
Enamórate de ti, de la vida y luego de quien tú quieras
Cofre de tesoros
Esta sección es un recopilatorio de cosas que he hecho en las últimas semanas que no quiero que se me olviden y que, quizá, os puedan inspirar tanto como a mí.
Un libro: El librero, un cuento de Roald Dahl con un final sorprendente, muy en la línea del escritor.
Una serie: This is us, la historia de una familia en la que todos, de alguna manera, podemos vernos reflejados.
Un artículo: Jacinda Ardern: primera ministra, madre trabajadora e ‘influencer’
Hace seis años en mi blog: Sostiene Pereira, de Antonio Tabucci
Nada más, solo me queda desearte, aún con todo, buena entrada en la nueva estación que estrenamos la semana que viene.
Un abrazo, Patricia
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